Noticias históricas acerca del proyecto de construcción de un tren de alta velocidad entre Buenos Aires, Rosario y Córdoba en la República Argentina, entre el 27 de abril de 2006 y el 26 de septiembre de 2008 (las noticias continuaron hasta el 20 de diciembre de 2012), durante los gobiernos de Nestor y Cristina Kirchner.

viernes, 6 de noviembre de 2009

“Estoy convencido de que en un futuro en la Argentina habrá un tren bala”

06.11.09.

Frédéric Baleine du Laurens, embajador de Francia en Buenos Aires, es un enamorado de la Argentina. Conoce el país palmo a palmo, de Ushuaia hasta La Quiaca, como a él le gusta decir, y por estos días, lo invade un sentimiento de nostalgia. Son sus últimas horas en Buenos Aires después de haber servido tres años a su país como representante diplomático en la Argentina. A Du Laurens se le amontonan los recuerdos, que no son pocos. Es que hace más de 20 años también se desempeñó como primer consejero de Francia en nuestro país y vivió con intensidad los años del retorno argentino a la democracia de la mano de Raúl Alfonsín. “A veces mirando las cosas a partir de Buenos Aires no se mide el enorme camino que el argentino recorrió positivamente durante 25 años”, reflexiona.

En la coqueta casona de Cerrito y Alvear -la sede de la embajada gala que, a partir del martes próximo, será ocupada por su sucesor, Jean-Pierre Asvazadourian-, Du Laurens recibió a El Cronista Weekend.

l Después de las turbulencias que sufrió la relación a partir del caso Suez, ¿cómo está hoy el vínculo entre Francia y Argentina?

- Excelente. Hay una relación regular, de intercambio entre la presidenta Cristina Fernández y el presidente Sarkozy. Ellos se encuentran en varios eventos en el mundo, recién en Pittsburgh para la cumbre del G-20, antes en Nueva York, por la Asamblea de la ONU y en Ginebra, en la OIT. Hicieron una presentación casi similar de la posición de la Argentina, de Francia, también de Brasil frente a la crisis internacional, cómo hay que reaccionar por el tema del trabajo, de la protección social, etc.. Y una de las primeras visitas que Cristina Fernández hizo en el exterior fue a Francia, en abril de 2008. Eso es un signo del intercambio frecuente, sincero, confiable entre ambos mandatarios y expresa una visión de cercanía entre ambos países.

l Pese al intercambio cultural o las coincidencias en temas humanitarios, como el caso Betancourt, la relación económica se ha debilitado al ritmo de la salida de empresas francesas del país. ¿Se puede recuperar ese vínculo económico y qué hace falta?

- Ya se ha recuperado. Hay que considerar las cosas a largo plazo. Históricamente, Francia estuvo presente en la economía de la Argentina, pero nunca fue el actor mayor en el país. Y lo que pasó en los años ‘90 fue una inversión fuerte de empresas francesas, en particular en el sector de los servicios públicos: agua, telefonía, electricidad... Es claro que este sector estuvo particularmente complicado por la crisis de 2001-2002, la crisis financiera propia de la Argentina, la crisis monetaria, el tema de la pesificación, etc.. La inversión en ese sector no se mantuvo a largo plazo. Pero la inversión de empresas francesas en otros sectores está igual o es mayor que antes. Por ejemplo, el sector mecánico de las automotrices, Peugeot o Renault, que son líderes en la Argentina, que se recuperaron muy bien y están muy contentas de estar establecidas aquí. Danone, con el tema de los productos lácteos, acá tiene la planta más importante del mundo, que es modelo y funciona muy bien. Y todos están contentos, los empresarios y los consumidores argentinos que consumen el producto. Lo puedo decir de Air France, que hace un muy buen negocio en la Argentina. Significa eso que hay un flujo de actividad económica fuerte. Hay que considerar las cosas así, no únicamente a partir de un sector que fue golpeado por la crisis 2001-2002. Ése fue un fenómeno que castigó a todos, los argentinos perdieron muchísima plata con el corralito, que castigó a las empresas argentinas y a las extranjeras también. Fue un momento dificilísimo pero no perdimos el self-control y la idea de que en la Argentina hay buenos negocios para hacer.

l ¿Francia considera a la Argentina un terreno apto para las inversiones?

- Sí. Hay inversiones, podrían ser más, claro, en eso trabajamos todos, para fortalecer la relación, pero por el momento hay unas 250 empresas francesas en el país de distintos tamaños. Hay pequeñas, tipo un restaurante o una panadería de tres empleados y una planta como la de Peugeot que tiene 6000 empleados. Hay de todo, pero no conozco una empresa francesa, grande o pequeña, que diría hoy día: “Me voy”.

l ¿Qué inquietudes le plantean las empresas en cuanto a la marcha de sus negocios? ¿Se quejan de la falta de seguridad jurídica?

- Generalmente las inquietudes son más por el tema del control de precios que es complicado. El control de precios existió en muchísimos países, incluso en Francia. Hasta el cafecito que se tomaba en un boliche tenía el precio fijado por el Estado. Hoy día no lo pensamos porque a nosotros nos parece una forma, no lo digo mal, pero un poco arcaica para gestionar la economía. Pero cada uno tiene el derecho de hacerlo. Claro que para una empresa es difícil no tener una libertad para fijar sus precios. También el tema de las trabas a las importaciones es una complicación para una empresa porque ésta importa, exporta, produce, necesita en un momento tal producto, tal pieza, se pierde tiempo para obtener la licencia de importación etc.. La verdad es que las trabas al comercio, sean a la importación o la exportación, complican la vida de las empresas. Pero globalmente las empresas francesas viven bien en la Argentina.

l ¿Cuál es la posición de Francia respecto de la deuda argentina con el Club de París?

- Es un tema multilateral del Club en sí mismo, esta agrupación de países, no es bilateral. l Pero Francia es un actor central en el Club de París...

- Francia tiene el secretariado del Club de París, pero no lidera la agrupación. El Club se automaneja por la regla del consenso y son todos los miembros que consensualmente deciden. Así que no hay una posición francesa en sí misma. Además, la proporción de la deuda pública de la Argentina versus el estado francés es muy pequeña. Hay otros países, como Alemania o Japón, que tienen una acreencia mucho más importante, nosotros no. Lo que se puede decir, pero es una verdad que todos conocen, es que lo más rápido que se arregle este tema, mejor será para la Argentina porque, en caso de que no haya acuerdo en el Club de París, los países no pueden otorgar créditos blandos. Hay créditos pero que cuestan más. Sería una ventaja enorme para la Argentina cerrar este capítulo y contribuiría a la relación bilateral, no sólo con Francia, con todos los países que pueden invertir porque invertir con un crédito caro o con un crédito blando no es igual.

l Que la Argentina normalice la relación con el FMI, ¿es una condición indispensable para avanzar en ese objetivo?

- No voy a comentar el tema del FMI. Eso es un tema de la Argentina con el FMI o indirectamente con el Club de París. No tengo opinión como embajador de Francia sobre este tema.

l El regreso de la Argentina al mercado de capitales, ¿le abriría la puerta a empresas francesas interesadas en invertir aquí?

- Sí, por supuesto. Es la expectativa de todos. Que el marco financiero global de la Argentina sea más claro y así se permita dar un impulso fuerte a las inversiones extranjeras.

l El año pasado la Argentina y la empresa Alstom habían avanzado en la construcción de un tren bala, proyecto que se frustró por la crisis. ¿Esa iniciativa puede volver a tomar impulso?

- El año pasado no se terminó el proceso porque había una negociación financiera que, por obvios motivos, no prosperó. La crisis internacional puso otras urgencias a todos los países. Este tema por el momento está dejado de lado. Lo que estoy convencido, pero es una opinión personal porque no soy un mago que puedo definir el futuro de un proyecto industrial, pero estoy seguro que en la Argentina una vez en el futuro habrá un tren bala. Estoy seguro porque le hace falta a la Argentina para conectar Buenos Aires con Rosario Y Córdoba, eso es obvio. Y también la naturaleza permite una construcción muy barata de un tren bala. La experiencia que tenemos en Francia y en Europa es que el tren bala transforma totalmente la mentalidad de la gente que puede aprovechar este fenomenal modo moderno de transporte. Ojalá que la Argentina algún día construya este tipo de infraestructura.

l Hubo muchas críticas al proyecto. Se objetaba su oportunidad teniendo en cuenta las urgencias que tiene la Argentina...

- Yo soy un fanático del tren en general. Yo veo lo que pasa en mi país, el sistema ferrovial funciona muy bien, ya sea para transportar a la gente en los suburbios de las ciudades, por ejemplo París y el conurbano parisino, toda una red de ferrovías que transporta decenas de millones de personas al año; también el tren de carga, que es un modo respetuoso del ambiente y la energía. En fin, es el modo moderno de transporte y espero, lo digo como amigo de la Argentina, que la Argentina reconstruya la red de trenes que merece el país. El espacio argentino necesita un sistema ferroviario importante.

l A raíz de este proyecto, incluso, se había hablado de una posible visita de Sarkozy que no se dio. Hace pocas semanas estuvo en Brasil, pero no vino aquí. ¿Hay planes de una futura visita?

- No voy a hablar del futuro porque estoy terminando mi misión y no me toca hablar del futuro. Mi sucesor llega en breve y podrán preguntarle a él.

l Como despedida, ¿qué se lleva de estos tres años como embajador en la Argentina?

- Me llevo una idea muy positiva. No comparto la visión de algunos argentinos que hablan mal de su país, de su decadencia, de sus élites, de sus gobiernos, de sus instituciones, de su economía. Encuentro que siempre hay una forma de negativismo terrible y no lo comparto. Tengo una visión un poco más racional. Tuve la suerte de descubrir un poco de la Argentina hace más de 20 años, era la época de la recuperación de la democracia, cuando trabajé tres años en esta embajada. Me acuerdo bien de lo que pasó en los ‘80, la asunción del doctor Alfonsín, que provocó en el mundo entero, y en particular en mi país, una inmensa emoción y alegría. Tuve la suerte de visitar su país, pero hace 25 años no era tan fácil por problemas de logística: los caminos, los aeropuertos, las rutas. Hoy el ícono del turismo en la Argentina es El Calafate. Hace 25 años, cuando fui por primera vez allí, lo hice en micro desde Río Gallegos por un camino de tierra, no había aeropuerto, nada. La transformación es total y el ejemplo de El Calafate lo puedo multiplicar por 100. A veces mirando las cosas a partir de Buenos Aires no se mide el enorme camino que el argentino recorrió positivamente durante 25 años.

l ¿A qué aspectos se refiere?

- La democracia hoy día es estable, fuerte, sólida, compartida para todos. En estos momentos vivimos todos en el mundo globalizado una crisis, nadie pensó ni un minuto en Argentina que la solución a la crisis sería un golpe, es una estupidez. Hace 25 años no era así, muchos pensaban cuando la inflación subía que había que llamar al coronel de turno, otra estupidez. La democracia es bien estable, fuerte, los derechos humanos son respetados, la Justicia camina, la infraestructura del interior se desarrolló muchísimo y se puede caminar en cualquier rincón del país con los servicios que se necesitan. z we

http://www.cronista.com/impresageneral/Estoy-convencido-de-que-en-un-futuro-en-la-Argentina-habra-un-tren-bala-20091106-0018.html

http://www.cronista.com/notas/210257-estoy-convencido-que-un-futuro-la-argentina-habra-un-tren-bala


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